Como elegir el vino para cada comida

Cuando tenemos invitados en casa no solo nos preocupamos por los platos y comidas que serviremos, si hemos pensado incluir un vino, debemos asegurarnos de elegir el vino correcto para cada comida.

Hay algunos platos que no se combinan bien con ninguna clase de vino; entre ellos los aliñados con vinagre o mucha cantidad de limón, los encurtidos, los platos de huevos, los muy condimentados, con guindilla o curry y el chocolate.

Cuando piense qué vino servir, escoja de acuerdo con la salsa de los platos y el método de cocinado. Una salsa de vino blanco, nata y champiñones, por ejemplo, debe consumirse con un vino blanco robusto.

Las salsas confeccionadas con rábano picante o menta disminuyen el sabor de los vinos finos; hay que emplear un vino robusto y corriente, lo mismo que los fritos o los platos grasientos; los vinos blancos españoles e italianos van muy bien con el pescado frito, y un Borgoña tinto con las aves.

Los guisos en cazuela o los estofados, como mejor van es con tintos “honrados». Para el gulash por ejemplo, el vino que conviene es un sangre de toro, mientras que un estofado de carne blanca debe llevar un vino tinto ligero.

El vino seco sírvalo antes de los dulces, pues es improbable que se aprecie el vino seco después de comer algo dulce. Si sirve el mismo tipo de vino en toda la comida, ofrezca los vinos jóvenes antes de los viejos.

Pase de los vinos más ligeros a los más fuertes y sirva siempre el mejor al final. Los mariscos se sirven habitualmente con vino blanco o rosado muy fino.

También el pescado va bien con los vinos rosados, pero depende del aroma del pescado: los de aroma sutil, como la trucha, necesitan un vino delicado, como un blanco de Rueda; los de sabor más fuerte necesitan vinos de más peso, como un Rioja.

Las aves se pueden acompañar con vinos tintos o blancos: en Francia, el pato y el ganso se sirven a menudo con un Borgoña tinto o un Burdeos clarete, aunque van bien también con un Gewürztraminer o un Riesling.

Como regla general, escoja el vino para la carne de acuerdo con la intensidad del aroma y de los acompañamientos: el vino ligero para aromas ligeros y los guisados sencillos; el vino más fuerte para los más sustanciosos.

Cómo servir el vino

Si el vino blanco no ha estado guardado en un lugar frío, como un frigorífico, enfríelo durante 15 minutos en agua helada o en un cubo de hielo triturado.

Sirva el vino blanco seco y el champaña a unos 10 ºC. y los vinos de postre o espumosos a 4 ºC.

El aroma de los tintos recientes se beneficia usualmente decantando el vino por lo menos una hora antes de la comida, pero los vinos maduros sólo se decantan antes de servirlos.

Descorche la botella para «airear» los vinos jóvenes durante varias horas, y los maduros durante una o dos horas.

Los de Rioja, Borgoña, Chianti y Cotes du Rhone viejos están mejor a 18 C, la mayoría de los demás vinos tintos y el Burdeos a 16ºC, pero el tinto de Borgoña joven a 14ºC y el Beaujolais a 11ºC.

Los vinos olorosos y amontillados se servirán a la temperatura ambiente.