Como ayuda la aromaterapia a la salud y bienestar

El término aromaterapia proce­de de la combinación de dos palabras: «aroma», que significa olor o fragancia, y «terapia», que significa tratamiento para el cuerpo, la mente o la condición social de una persona, para dar asistencia o facilitar el proceso de curación y cambio.

 

La ciencia y el arte de la aromaterapia se basan en diversos tratamientos en los que se utilizan aceites esenciales de forma efectiva y segura. La aroma-terapia desempeña también un impor­tante papel como una de las ramas principales de la medicina comple­mentaria, actuando como puente en­tre la medicina ortodoxa, la homeo­patía, la osteopatía y el asesoramiento (counseling).

HISTORIA DE LA AROMATERAPIA

El arte de la aromaterapia tiene miles de años de antigüedad. La primera evidencia de su uso procede de China donde, en el año 4500 a.C., el emperador Kiwant Ti escribió un libro sobre la aromaterapia y las propiedades curativas de las plantas. Entre los años 4000 y 200 a.C., Egipto adquirió reputación por su empleo de aceites esenciales en medicina, farmacia, perfumería y cosmética, disciplinas todas encomendadas a la protección del dios Horus.

Los egipcios creían en la re­encarnación y utilizaban aceites esenciales como el de madera de cedro, incienso y mirra para mantener el cuerpo en buenas condiciones para el embalsama­miento; también los empleaban en la vida cotidiana con finalidades tera­péuticas. Las tumbas egipcias han conservado vasos de alabastro toda­vía llenos de preparados aromáticos.

En complejos bajorrelieves y deta llados jeroglíficos que todavía hoy pueden verse en las paredes de muchos templos, como los de Edfu en la isla de Philae o el templo dedicado a Hathor por la reina Hatshepsut en Dheir el-Baharí, los antiguos egipcios escribieron las fórmulas y mostraron escenas en las que se empleaban re­cipientes con perfumes y aceites en danzas rituales.

Los sacerdotes egipcios eran también médicos. Sabían cómo extraer las esencias aromáticas de las plantas y las consagraban a sus dioses y a los planetas astrológicos. La mirra, por ejemplo, era consagrada a la Luna; el incienso, al Sol, y la lavanda y la mejorana, a Mercurio. Los hebreos obtuvieron sus conocimientos acerca de los usos de los aceites aromáticos y esenciales en medicina y en el ritual religioso a través de los egipcios.

En Grecia, el venerado médico y cirujano Hipócrates (460-377 a.C.) creía que para que la medicina tuviera éxito debía tratarse a la persona completa y no únicamente su enfermedad. Se sabe que empleaba azafrán, tomillo, comino, menta y mejorana en su trabajo.

Los soldados griegos solían llevar consigo durante la batalla un ungüento hecho a base de mirra para curar sus heridas. Más tarde muchos médicos griegos fueron empleados por los romanos como cirujanos militares. Galeno (130-200 d.C.), uno de los cirujanos más famosos, trató a muchos gladiadores con sus aceites esenciales y remedios. También fue el inventor de la original «crema fría».

Pedanius Dioscórides (40 – c. 90 d.C.), otro gran médico griego que vivió durante el reinado de Nerón, recolectó muchas plantas medicinales y transcribió los resultados de su trabajo en la memorable obra De Materia Medica. Tras la caída de Roma, esta obra fue traducida al árabe, al persa y a otras muchas lenguas.

Estos textos se difundieron desde Constantinopla hasta la famosa biblioteca de Alejandría y hacia el mundo árabe, en el que los aceites aromáticos y el arte de la destilación fueron ampliamente utilizados. Una de las autoridades médicas más famosas de la época fue el erudito persa Avicena (979-1037 d.C.), cuyo nombre era Abu Ali al-Husayn lbn ab Allah lbn Sina (Avicena), a quien se le atribuye la primera destilación de aceites esenciales.

MEDICINA MEDIEVAL

Teophrastus Bombastus von Hohenheim, más conocido corno Paracelso (1494-1541), fue un médico y alquimista alemán, pionero en el uso de la química en medicina, que estudió los componentes curativos de las plantas. Era un médico poco convencional que creía que cada persona poseía su «médico interior» y su fuerza vital; sus contribuciones a las ciencias curativas, aclamadas en nuestro siglo por el psiquiatra y psicólogo C. G. Jung (1875-1961), son la base de una ciencia empírica de la salud mental y física que sigue vigente en nuestros días.

El empleo de aceites esenciales continuó floreciendo en Europa; en Italia se expandió bajo el patrocinio de la familia Medici; en Inglaterra, Elizabeth I utilizaba aceites esenciales y en Alemania y Francia, esencias como las de romero, lavanda, alcanfor, menta y salvia eran empleadas a menudo para luchar contra las epidemias.

AROMATERAPIA EN LOS TIEMPOS MODERNOS

El químico francés René Gatteffosé escribió su primera tesis acerca de la «Aromaterapia» en 1928, la cual se convirtió en piedra angular para el estudio y la práctica de los usos de los aceites esenciales. Gatteffosé descubrió las propiedades curativas de la lavanda frente a las quemaduras, al tratarse a sí mismo de las quemaduras en las manos que sufrió en su propio laboratorio sumergiendo las manos en agua que contenía esencia de lavanda.

En París, entre los años 20 a los años 40, el Dr. Jean Valnet realizó estudios innovadores sobre aromaterapia y en 1964 publicó su libro La práctica de la aromaterapia. Al mismo tiempo, la austriaca Marguerite Maury, trabajando con su marido homeópata, fue la primera persona no médico que estudió el poderoso efecto de la aromaterapia sobre la salud, escribiendo en 1964 el libro Secretos de la vida y la juventud.

Los áromaterapeutas actuales, como Micheline Arcier, han seguirlo desarrollando el arte de los aceites esenciales.